Arzak, Francis y Sacha dan el ‘visto bueno del cliente’ a los ‘restaurantes soñados’ que les han diseñado los estudiantes del Arquitectura del CEU

Si algo evalúa la bondad de un proyecto arquitectónico es el grado de satisfacción que el cliente muestra para con el resultado final. Sólo en el momento en que una propuesta responde, funcional y estéticamente, a las necesidades que le han sido requeridas es cuando se puede decir que ha abandonado la categoría de entelequia para convertirse en idea aplicable y solvente.

A esta prueba se han sometido los alumnos del Taller Transversal de Arquitectura de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad CEU San Pablo, que se han visto sometidos al examen de los ‘primeros clientes’ de su trayectoria profesional.

Éstos eran los cocineros Juan Mari Arzak, Francis Paniego y Sacha Hormaechea, que, hace meses, al inicio de la actividad, habían transmitido a cada grupo de trabajo sus premisas y exigencias para la construcción de un ‘restaurante soñado’.

Después de semanas de trabajo, había llegado el momento de que los chef evaluaran los proyectos que tenían ante sí, las soluciones arquitectónicas que los estudiantes habían encontrado para dar respuesta a las condiciones de sus clientes. Y, a juzgar por la reacción de los chef, se puede decir que los diseños han obtenido sobradamente el visto bueno de sus clientes.

Expresivo y elocuente al respecto fue Juan Mari Arzak, que ha confesado sentirse “completamente superado” por lo que había visto. El cocinero vasco ha premiado con sus palabras el atrevimiento de los estudiantes y de sus propuestas. En esta línea, ha proclamado que, en la arquitectura, como en la cocina, “hay que incentivar el error y ser arriesgado”.

Y es que, en sus palabras, Arzak ha desvelado el hilo que conecta, en lo sustancial, a arquitectura y cocina. “Ambas son cobijo indispensable para la vida, por eso se parecen mucho”. Lo ideal, al parecer del chef, para la imbricación de ambos conceptos sería que la arquitectura adquiriera un carácter mutable, “como el de un teatro”. Hay que tener en cuenta, ha añadido, que “detrás del plato todo es escenario”.

Por su parte, Sacha ha incidido con humor en las similitudes entre arquitectura y cocina al apuntar que “en España todo el mundo se cree entrenador de fútbol, cocinero y arquitecto”. Además, a través la cocina, como pasa con la arquitectura, “se puede contar la Historia reciente de nuestro país”.

Lo que es claro es que la actividad, la forma en la que se concibe el comer, condiciona la estructuración del espacio. “Hasta ahora ha habido dos formas de hacerlo, cuando se descubra una tercera llegará el gran cambio”, ha comentado Francis.