En las últimas décadas se ha detectado un aumento muy notable en la prevalencia de enfermedades relacionadas con el síndrome metabólico (diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares) hasta convertirse en uno de los principales problemas de salud pública del siglo XXI. El consumo de fructosa en forma de azúcares añadidos a los alimentos se ha señalado como uno de los factores desencadenantes en el desarrollo de estas enfermedades. Los resultados de nuestro trabajo muestran que los animales de experimentación cuyas madres consumieron una solución de fructosa durante la gestación exhiben un perfil metabólico más desfavorable cuando son expuestos a fructosa en la edad adulta. Los resultados obtenidos en nuestros estudios, conjuntamente con los de otros autores, permiten recomendar una drástica reducción del consumo de bebidas azucaradas con fructosa, principalmente durante la gestación, lo que frenaría la cada vez mayor incidencia del síndrome metabólico en la población humana.
La sociedad actual se enfrenta a numerosos desafíos para mantener su nivel de desarrollo tecnológico. Quizás el más importante es el de encontrar un nuevo sistema global de producción de energía que sea sostenible y limpio, y el uso eficiente de la misma. No existen soluciones milagrosas ni únicas que permitan abordar la gran variedad de necesidades energéticas, y solo la combinación de un variado grupo de tecnologías, tanto actuales como emergentes hará posible enfrentarse a tal desafío. Aun cuando todavía parte la sociedad no es consciente de ello, este desafío es sencillamente crucial, incluso para la supervivencia de muchas especies, incluyendo la nuestra.
Entre las variadas tecnologías que se están desarrollando en numerosos laboratorios a nivel mundial como necesarias pieza del puzle que constituirá el futuro modelo energético, se encuentran las pilas de combustible. Estos son dispositivos electroquímicos capaces de generar energía eléctrica a partir de la formación de agua por reacción de oxígeno, proveniente el aire, e hidrógeno. El trabajo de investigación premiado presenta un prometedor nuevo óxido a base de lantano, cobalto, titanio y oxígeno que puede ser usado para la elaboración de uno de los componentes, el cátodo, de pilas de combustible. En éste óxido se han dejado vacantes algunas posiciones de la red de aniones haciendo que para una determinada concentración de estas vacantes las propiedades y prestaciones como potencial cátodo sean adecuadas para su aplicación.
Se trata pues de un avance un avance importante en el área científica al proponerse el uso de estos compuestos en pilas de combustible de óxido sólido en función de este estudio. El material debe todavía ser optimizado, proceso que en ciencia de materiales suele ser todavía largo, antes de poder asegurarse si realmente es competitivo, o incluso mejora, las prestaciones de otros materiales “estado del arte”. Un nuevo material, pues, en la dura y larga carrera hacia la aplicación en dispositivos de producción de energía eléctrica.